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Mostrando entradas de 2017
Tengo un libro en la cabeza. Por eso vengo aquí. No se trata de mejorar mi postura en las pasarelas. Se trata de escribir un libro. Acuérdense que soy escritora. Soy escritora. Repito mientras el sol me da en la cara, allá en el patio en el que está mi mente. Pero también aquí. Me dedico a tomar el sol. Soy escritora pero también soy el sol. Acuérdense. Les digo a todas. Acuérdense de mí. Les digo a todas estas que están aquí. Estas creen que estoy escribiendo el libro. Son tan inocentes! Ellas son inocentes, el libro no. El libro que quiero escribir, cada vez que lo quiero escribir, abre sus mecanismos de identidades falsas, oigan. Y ellas, pobrecitas. Pobres tan pobres: esperando a ver en qué momento digo algo. Como lo del sol. Una verdad. Al libro le pareces risible. Por ejemplo. Toda esta parafernalia de códigos que sostienen inteligentemente la escritura. Y también le parace risible que defendamos cosas. Me refiero a ti y a mí, no a ellas. Ellas son inocentes. Con que les des un
Vengo aquí para engañar al demonio de los libros. Le hago creer que estoy escribiendo. Que sigo siendo esa identidad con la que me reconoce y con la que me esclaviza. Le hago creer que sin la escritura no sobrevivo y entonces, como acto desesperado ante la falta de tiempo o espacio o paz, recurro a este monitor. ¿no son sutiles las trampas de esta otra dimensión? son idénticas a las trampas de la dimensión natural, la dimensión que piensa con todo un sistema nervioso, en lugar de pensar con una red que se distribuye insensiblemente. ¿no son sutiles esas trampas? Realmete no necesito la escritura para sobrevivir. Sólo necesito un tubo y un respirador attificial. Pero creemos en cosas. Creemos en nosotros. ¿No es así? Creemos que vamos hacia algún lado, que nuestra existencia tiene algún sentido. Mi abuelita interior salió a organizar la artillería, parece. Vuelvo a la artillería, parece. A la artillería imaginaria. La de los mejores y la de los peores, esas creencias, esa jaula.
Hace un par de días, asesinaron en México (mi ex-país) a mi primo Esteban. Estébin, le decíamos. Estébin era como mi hermano. Un brazo armado lo emboscó y lo acribilló. Intentó correr. Lo destrozaron. Nos destrozaron. Yo sé que somos una generación que comienza a estar vieja. Una generación medio inútil, por ejemplo Estébin, amaba las artes marciales, los animales y nadar en el río. El turismo de riesgo, que le llaman ahora. Me cuesta trabajo comprender lo que pasó, como a miles de familias mexicanas les pasa diariamente.  Hace algunos días impartí un curso sobre la importancia de la memoria para la sabiduría indígena. La memoria es lo que "mantiene en pie" la realidad, esta realidad, frente a nuestros ojos. Aquí, en el presente, en este momento que inmediatamente se derrumba e inmediatamente levanta otro instante; eso lo saben muy bien los creadores de esta dimensión conocida como inter-net.  Si todo es un sueño y cada instante se derrumba, porque sólo podemos vivi
"Hay tardes que no regresan nunca." Jesús Gardea. La frase del epígrafe me parece tan nostálgica, aparece en un cuento de Gardea del libro "Donde el gimnasta". El cuento describe a un hombre que pasa la vida esperando a la misma hora, en el mismo lugar, a una muchacha que sólo vio una vez. Su amigo, cansado de contemplar su esperanza cotidiana, le dice "hay tarde que no regresan nunca". Tal vez, para el protagonista de este cuento había una tarde que regresaba siempre: la tarde en la que vio por única vez a esa muchacha que deseaba volver a encontrar. Esa tarde se repetía en su pensamiento. La repetición, la reproducción, el proceso de copia es el vehículo por donde se traslada la realidad hasta nuestra percepción. Quiero decir: la creación. Comienza en nuestro pensamiento hasta que, de alguna manera se manifiesta de forma tangible, fuera de nuestro pensamiento. Lo hemos creado. Como un libro, como una circunstancia. A mi pensamiento regresan muchas ta
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Nablus, mayo 2017. Vengo aquí, como la mayoría de las veces, mientras espero que esté listo el café. Vivo en una frontera donde el buen café existe, pero es inaccesible para personas como yo. Vivo en una frontera donde el clasismo es notorio. Bah, vivo en el mundo. Por eso me gusta recordar a ciertos amigos recibiéndome en su oficina con café instantáneo sin crema por falta de refrigerador. Esos son mis amigos, algunos. Recuerdo también cuando trabajaba en Rancho las Voces, cuando acompañaba a Rubén a comprar el café al surtidor de Bola de Oro en un centro comercial. La guerra apenas comenzaba. Debí amar a Rubén más de lo que lo amaba. No sé por qué no lo hice. No entiendo. Pero esta es la novela que escribo para mí, en medio de un calor insoportable, en un mundo insoportable: dentro de una casa que está cayéndose (Arturo diría "una pocilga!" No debí amar tanto a Arturo, no sé por qué lo hice). Bueno, decía que en esta frontera, donde vivo ahora, es difícil tener café d
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No sé qué es más lamentable: el conflicto, o nuestra manera de observar el conflicto.
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Foto: Rob Stothard, Al-Quds yo, grababa esto: Quisiera pensar que estoy hundida, pero no. Quisiera, por lo menos, definir esta soledad como insoportable, pero no. Esta es una soledad bastante llevadera, rodeada de muchachos. Estoy en el punto al que le temía hace algunos años. Me he conmovido tanto en esta vida que, pareciera, ya nada me conmueve. Quisiera sentir que arriesgo todo por alguna aventura. Pero no. Mi corazón parece inmóvil. Reposando en la nada. Uno de mis amantes me escribió el otro día y preguntaba ¿quiero saber qué fui yo para ti? Por supuesto, no recibió respuesta. Yo leí eso y pensé: me escriben desde allá, desde esos mundos en los que se siente nostalgia, donde se generan preguntas después de vivir las circunstancias, donde se construyen planes y las vidas son 80% imaginarias. ¿Qué sentido tiene una respuesta entregada desde un mundo que es totalmente otro? un mundo donde lo que importa no se trata de uno, y ni siquiera se cuestiona. Un mundo donde l
[...El agua del Tigris está prohibida. El aroma del pescado es prohibido. Al-Abbasiyya ya no existe. La casa completa está desenraizada y con ella la raíz de sus árboles                  el árbol de loto, la mora,                  el eucalipto, el romero,                  el cáñamo, el joppa,                  el limonero, la palma con sus dátiles No quedó sombra para ningún secreto No respondí a su carta por precaución: No quise recordarle del retorcido trozo de metralla o de la peste a humo. Nunca le informé que fui arrestado por la radio y ahora vivo cautivo en la pantalla...] Fawzi Karim, Baghdad Plague Lands and other poems
Siempre hay un hombre en mi vida. El día que no haya un hombre en mi vida voy a estar muerta. No falta mucho tiempo, btw. Hey. este no es un post pesimista, este es un post sensato, cuerdo. De esos que escriben los adultos. Adulto, algo que nunca he sido. Ni sabré cómo ser. Como tampoco entiendo el término familia y sus ataduras. La idea del para siempre. Pero mi para siempre, siempre es un hombre. Siempre. El día que no haya uno en mi vida... yo no sé, no sé. No se trata del género, no me coman! Se trata de la libertad, de los privilegios, de la forma en que se contonean. De la certeza con la que dan el paso, los hombres de mi vida. De la seguridad con que defienden lo que que creen, de la animalidad asumida y vivida sin miedo. ¿Tú no pasas por encima del miedo? Entonces no me refiero a ti. Me refiero a los que cruzan frente los soldados, a los que hacen valla frente a la policía, a los que dan el cuerpo frente a los militares.. A los que enferman con los enfermos del mundo, a los
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No sé cómo he desperdiciado tanto amor...
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pic.twitter.com/5BlBLiDFg9 — adiós (@DoloresDorantes) 9 de junio de 2017 Calandiya Checkpoint, Hebrón . Es difícil observarse a sí mismo. Tan difícil como ser testigo de las políticas de exterminio en el mundo. Tan difícil, como observar cómo se nos asigna un número, un código de barras y se nos separa por fronteras y retenes de acuerdo a nuestra cultura, nuestra raza o nuestro idioma.. Primero nuestra raza, debo decir. Observar el sufrimiento de los otros desde una posición de privilegio es difícil, pero observarse detenidamente a uno mismo, tal y como es, a veces resulta una tarea insostenible: infierno puro. No porque uno sea mala persona, sino porque uno es el inquisidor de sí mismo. Pero, hey , un momento ¿un inquisidor es mala persona? El inquisidor es el demonio juzgando al mal. Nos lleva a la orilla de nuestro propio abismo para observar paso por paso en qué hemos fallado.           Hay tener consciencia de que el inquisidor es el mal porque si lo confundimos c

Anthony McCann, I Heart Your Fate

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Anthony!
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Niños de un campo de refugiados, bloquean nuestro camino en Nablus No sé qué me pasa. Sí, ya sé que no estoy diciendo nada nuevo. Nunca sé qué me pasa. ¿Alguien lo sabe? Como siempre esto es sólo un decir. Creo que sé que me pasa. Me pasa que tal vez no siento que la escritura pueda definir, siquiera describir remotamente algo de lo que sucede en el mundo. Ante tanta barbaridad, y no es por sentimentalismo, creo que la escritura es una herramienta un poco inútil para nuestra época: decir no basta. Decir no es suficiente. Ese punto oscuro, si lo vemos de frente, se ha estado insertado en mi corazón estos últimos meses. Eso y la idea de que no conozco realmente a las personas que amo. Porque las tengo lejos (hay tanto a quién amar). Y, para variar, cada día remo más y más lejos. Pero lo de las personas que amo no importa aquí, decía que ese punto oscuro, si lo vemos de frente, se ha insertado en mi corazón. Pero tengo otras formas de mirar el mismo punto. Cuando digo escritura me
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Fawzi y yo. Estambúl, 2017 Hace tiempo (quizá tres años) que no me considero parte de una "comunidad" literaria. Sin embargo, entre menos "siento" que formo parte de un mundo exclusivamente dedicado a pensar o vivir entorno a un sólo "tema", más me voy convirtiendo en parte de todo. Visité Turquía la semana pasada y no vengo aquí a hacer el recuento de las luces artificiales de la novedad. En Turquía hubo días en que me supe totalmente sola, con la certeza de que en el mundo, sin más, estamos solos, sin esquinas donde esconder la soledad. Hubo tardes en que sentí la opresión enorme de la soledad, cuando la soledad no es aceptada. Viajé en el ferrí, visité cada barrio, me acompañaron amigos maravillosos, únicos. Observé los perros gordos asoleándose sobre las banquetas, vi a mucha gente reír de no entenderme. La gente de Turquía es buena y es hermosa. No es la novedad de la bondad lo que me sorprende, fue precisamente esa bondad antigua, construida si
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Anuncio de mi visita a Estambúl  Yo, con mi visión global, tratando de alejarme del color rojo y otras tantas maravillas, me estaba preguntando ¿cómo es que hay restricción de los bancos norteamericanos para usar mi tarjeta en Turquía? ¿Será una restricción de los bancos gringos, o será una restricción del gobierno turco? Ah, la libertad y el dinero... dos situaciones tan ambiguas, pero ya ven: me invitan. Voy sin dinero porque el país que adopté no me da permiso de gastar tooodos mis dólares... ¿o será que allá no valen? any who. Y BTW ¡tradujeron mi trabajo al turco y al árabe! wiiiiii (justo lo que necesitaba mi prestigio de escritora subterránea). Y amor ¿vienes conmigo?
Tal vez nuestro error sea creer que la literatura es un todo, y nos sumergimos en ese todo. Hacemos de ese todo una vida y, en realidad, la vida es otra cosa; y la literatura es sólo una herramienta opaca y sin futuro.                                          
Hace tanto tiempo que dejé de hacer de este blog una costumbre, que había olvidado que visitar este blog también es leer a mis amigos. Casi olvido a esos amigos también. ¿Dónde he estado todo este tiempo? No sé. No sé dónde he estado, pero no importa. Veo la vida más clara, conozco mejor las manifestaciones de la naturaleza. Aquí estoy. No sé dónde he estado. Después de ti no tengo idea dónde estuve. Y ahora vuelvo al blog y es como volver a ti, otra vez. La vida me retoma. Me entero de cosas y de personas que no recordaba siquiera que existían. Regreso y vuelvo a tener la sensación de que ya no soy eso, tampoco: eso que estaba aquí, eso que te busca. Qué decepción vacía esa de regresar y no encontrarse. Los amigos saludan como siempre, y me detengo a observarlos como si se tratara de personas desconocidas. ¿Realmente sé algo de esa confianza que se acerca? pienso. Luego voy y los leo y tengo una especie de recuerdo, de algo que ellos son y continúa: ahí está, escribiéndose. Es una s
Hace meses ya que el libro que imagino se está escribiendo en mi pensamiento. Como mis ocupaciones me impiden sumergirme en el túnel y no abrir la puerta durante tres meses, vengo aquí como una manera de engañar al monstruo que se escribe solo. Lo tomo de la mano, hago como que hemos escrito lo que quería, cierro esta ventana de edición y listo. Se sosiega un poco. Entonces tengo que contar cualquier cosa: de mi mañana de pensar, del ruido que hacen los trabajadores del sistema de agua y drenaje mientras perforan la calle justo al frente de casa. Y el rumbo de mi vida. ¿Cuál? ¿Cuál rumbo?
El año pasado tenía miedo de dejar de quererte. Eso, como todo, pasó (me refiero al miedo, no al quererte). Después de estudiar intensamente con mi Guru siempre sucede algo. Me rondan ciertas ideas que anuncian ciertas experiencias. Había estado pensando mucho el año pasado sobre el concepto de "red distribuida" que se utiliza para definir la manera en la que internet y las comunicaciones se dispersan y se expanden como si se tratara de un organismo vivo; pensé mucho también en la comparación de estas estructuras de comunicación con la estructura de pensamiento y con la estructura molecular pero, durante el trabajo intensivo con mi Guru surgió un concepto que hizo "click" con lo que venía pensando este año, aunado a los procesos de reproducción: la entropía. Había estudiado la entropía de manera filosófica ligada al orden y al desorden de las cosas, estos días, esa parte de la física fue la clave para definir un proceso que me interesaba averiguar: el proceso por
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¡Cielo Portáil cumple 6 años! Pues ya está, OllinIlhuicani que es lo mismo que Cielo Portátil, que es lo mismo que Portable Sky, cumple 6 años. Continuamos siendo, a pesar de las pérdidas, de los días en los que algunos de nosotros hemos terminado como si nos hubieran pasado un tren por encima. A pesar de los estira y afloja para conseguir espacios, la lucha para que la gente del barrio nos conociera, para que los recibos de la luz quedaran cubiertos, para que los niños no lloraran tanto y se divirtieran la mayor parte del tiempo. ¡Seis años! a pesar de las preguntas como "entonces ¿cuál es tu ganancia?" que hicieron otras organizaciones, desconfiadas y burlonas al escuchar "ninguna, la ganancia no está en el plan". Aquí seguimos, ¡y crecimos! y ahora damos un giro. Cielo Portátil comenzó hace 6 años, cuando huí de mi país, y me hospedé en un garage durante tres meses antes de viajar a Los Angeles, En esos tres meses Cielo Portátil dio un primer curso de c
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¿Recuerdan que el año pasado tenía miedo de dejar de querer? Marzo siempre es un mes ocupado para mí. Cielo Portátil tiene todo que ver con marzo, sus comienzos, su fundación. Cielo Portátil nació un 11 de marzo, del 2011, cuando tuve que dejar mi país. El número 11 también es importante para mí, pero esa es ya otra historia. No recuerdo qué día, hace un año, Cielo Portátil se convirtió en OllinIlhuicani, y todo verdaderamente comenzó a transformarse. El náhuatl, como el maya, el sánscrito y el hebreo es un lenguaje sagrado, encierra manifestaciones; tal vez no es que todo comenzara verdaderamente a transformarse, es que todo lo que había estado transformándose constantemente comenzó a tomar sentido para mí. Ya saben que no respondo emails (cambié mi email personal), que no uso más Skype, que no tengo whatsapp, que no tengo tuiter, que dejé facebook, que cambié mi nombre, que escribí mi primer libro como Guru (un libro para niñas que se llama "La niña y el mago") qu
¡He vuelto! No con ese ánimo "funéreo" de hace unos días. He vuelto-vuelto. Me había intoxicado no sé con qué comida venenosa cuando decidí volver. Ah, la enfermedad cómo transforma el ánimo. Hoy amanecí sintiéndome muy bien y compré algo. La felicidad no viene de lo que compré, y sí viene. Desde que soy Guru me resulta indispensable una mesa para reiki, una mesa portátil porque mi escuela de Guru es también mi biblioteca; había tenido una mesa prestada por meeeeses, pero hoy me decidí, abrí la página que no es página en este aquí que no es aquí y ordené online mi primera mesa de reiki nuevecita (nada de CraigList, ni de venta de garage), color crema con patitas de roble rojo. ¡Me siento tan bien! Consideré importante que lo supieran. Seguiremos informando.
Parece que hace años no venía por aquí, pero no ha sido tanto. Unos cuantos meses quizá, en los que mi corazón estuvo entretenido observando situaciones maravillosas que se transforman dentro mío. No es lo mismo. No soy la misma (ahora te quiero más, te necesito más). He rectificado algunas de mis actitudes, he reflexionado en al forma en que una mujer autosuficiente puede hacer sentir a los demás. Saber sobrevivir en el desierto comiendo raíces, no es bien visto por todos. Hay quienes necesitan sentirse necesitados ¿Cuándo rompí con ese juego? Recuerdo que yo jugaba el juego de la codependiencia muy bien. Ahora, que no muerdo ciertos anzuelos, debería saber al menos cómo hacer sentir a una persona que la necesito, aunque la necesidad sea ilusoria. Esas mentiras piadosas que sostienen la pasión dentro de uno mismo, a veces. También he conocido personas a las que les gusta convivir con mujeres como yo, que se sienten inspiradas y retroalimentadas, en lugar de sentirse inútiles o infer
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¡Esto está pasando en el barrio! ¡Pura acción! #nativeindianbrownpower #correct #communique